La semana pasada hablábamos de la importancia de la rotura del puente térmico y el doble acristalamiento en las ventanas para mejorar la eficiencia energética de una vivienda y, así, ahorrar energía.
Dedicamos este nuevo capítulo sobre elementos constructivos para una mayor eficiencia energética de las viviendas a las fachadas sin puentes térmicos.
Gran parte de la energía que se pierde a través de las fachadas de nuestras viviendas se produce a través de los puentes térmicos, así que esta solución busca minimizar las pérdidas de calor y frío eliminando las interrupciones en el aislamiento térmico. Vamos a verlo por partes:
Qué es un puente térmico en una fachada
Los puentes térmicos son los elementos estructurales de la fachada por donde el calor se puede escapar más fácilmente. Por ejemplo: cantos de forjado, vigas o columnas, cajas de persiana… Estos puntos débiles suponen una pérdida de energía, además de ser los responsables de las condensaciones superficiales en el interior de las viviendas, que normalmente aparecen en las esquinas de paredes interiores que dan con el exterior.
Esas condensaciones acaban provocando la aparición de mohos y microorganismos. Por eso, como te comentábamos en nuestro artículo anterior sobre la rotura de los puentes térmicos, este es un asunto importante no solo en términos de ahorro energético, sino también de salubridad.
Fachadas sin puentes térmicos
Si hemos dicho que los puntos más débiles de las fachadas son los elementos como columnas o vigas, parece lógico pensar que suprimirlos nos va a ayudar a resolver el problema de la pérdida de calor, ¿no? La fachada continua es el concepto clave.
Las fachadas sin puentes térmicos abordan este problema mediante la creación de un revestimiento continuo y homogéneo alrededor de la estructura del edificio. De esta forma, eliminan las interrupciones que provocan la formación de puentes térmicos, permitiendo un mejor control de la temperatura interior.
Fachadas SATE
Una buena solución para el tratamiento de estos puentes térmicos es la instalación de un Sistema de Aislamiento Térmico por el Exterior (SATE). Se trata de la colocación de una capa de aislamiento térmico en el exterior de la estructura del edificio, seguida por un revestimiento continuo.
Al aplicar el aislamiento en la parte exterior, se minimizan las posibilidades de puentes térmicos alrededor de ventanas, puertas y otros elementos arquitectónicos.
Fachadas ventiladas
Las fachadas ventiladas también son una solución arquitectónica que ofrece beneficios sustanciales en términos de eficiencia energética y eliminación de puentes térmicos.
En este caso, un revestimiento exterior (que puede ser de piedra, cerámica u otros materiales) se separa de la estructura del edificio mediante una capa de aislamiento y una cámara de ventilación. Este espacio no solo permite la circulación de aire, sino que también actúa como una barrera adicional para evitar la formación de puentes térmicos.
Al regular la temperatura y reducir la carga térmica, las fachadas ventiladas contribuyen a un menor consumo de energía para la climatización. Además, la circulación de aire ayuda a mantener la salud estructural del edificio, evitando problemas como la condensación y la formación de moho.
Diferencia entre la fachada ventilada y el sistema SATE
· Las fachadas ventiladas están formadas por un muro soporte, una cámara de aire y un revestimiento exterior.
· El SATE es un revestimiento aislante que se coloca directamente sobre la cara exterior del cerramiento. No cuenta con cámara de aire.
En definitiva, las fachadas sin puentes térmicos representan un paso crucial hacia la construcción sostenible y eficiente. No solo mejoran la eficiencia energética de la vivienda, su confort interior y su salubridad, sino que también contribuyen a la reducción de la huella de carbono de los edificios.
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